Y yo que andaba siempre a 3 metros del suelo, aquella tarde aprendí a dibujar surcos en la acera de mi calle.
Teñida del marrón de las hojas mojadas y del suelo de mi cuarto, quise olvidarla.
E incluso alguna vez estuve cerca de conseguirlo. O de mitigar todo aquel dolor.
Y ahora que todo está tan lejos, casi me parece un recuerdo agridulce.
"Duerme conmigo, si eres piedra da igual,
yo seré pedregoso camino.
Duerme conmigo, yo te canto, te arrullo,
te arropo, te abrigo, te mimo...".