Como aquella tarde en uno de los bares de la calle Silva (aunque como tú no estabas allí, quizás ese dato no te es relevante, pero créeme, lo es) Ten cuidado con lo que haces. Y me la come que "te" desayunes con amenazas, porque esta vez, te juro que sí te arranco la cabeza con mis propias manos.
Y no es una amenaza, es una promesa.
P.S: Je, y yo pensando en globalizar Lady Wasabi...