E intento volver a casa pensando en que, aunque ya ni siquiera tengo sueño, lo que voy a dormir esta noche ni siquiera puede ser considerado un ratito. Y entonces una placa de hielo hace que pierda el control del coche. Y doy volantazos. Siempre demasiado rápido y demasiado fuerte. Y el coche se va. Primero a la derecha. Demasiado a la derecha. Y luego a la izquierda. Demasiado a la izquierda.
A la derecha
A la izquierda
A la derecha
A la izquierda
A la derecha
A la izquierda
A la derecha
A la izquierda
Y a estas alturas, de noche y de película, ya me da igual volver al carril del centro o estrellarme contra una mediana.