G minus & The Infinite SadnesS

Childish fears

Cuando leí "El pasillo de la muerte" tuve pesadillas durante años. Bueno, en realidad una sola pesadilla que se repetía casi todas las noches. Me condenaban a muerte en la silla eléctrica. Y de ahí salían los argumentos; a veces la pesadilla era estar esperando a que me ejecutaran (una angustia horrible. No se la deseo a nadie ni siquiera en sueños. Todavía siento algo en el estómago y en la garganta cuando me acuerdo...), otras era que me mataban una y otra vez. Esos eran los menos malos, porque no sentía nada. El otro peor era en el que estaba sentada en la silla y me ponían la capucha. No sé cómo va eso de los sueños, pero ese momento duraba toda la noche. Recuerdo haberme despertado más de una vez llorando por haber llorado dentro del sueño. Era una sensación muy rara. Cuando fuimos un poco más mayores (y mucho más inconscientes) a mis amigos y a mí nos dio por hacer la ouija. La primera vez fue un domingo por la tarde, al final de las escaleras de un edificio cerca de mi casa con la gente de mi barrio. Llovía a todo llover, era casi de noche y yo tenía esa mezcla de miedo y nervios que se tiene cuando vas a probar una cosa así. Mi madre creía que yo estaba en misa... Cuando llevábamos un rato, "hablamos" con el supuesto espíritu de alguien que había muerto. Primero nos dijo su nombre, su edad, que era de Madrid, que era de nuestro barrio, que había muerto hacía 3 meses en su casa... que de hecho era el piso que teníamos justo debajo. Luego nos dimos cuenta de que alguno estaba moviendo la monedita y nos quería gastar una broma ¬¬U Pero como el susto y la fascinación ya lo teníamos dentro, seguimos. Al día siguiente les enseñé a las chicas más "rebeldes" de mi clase cómo se hacía y acabamos hacíendolo en el recreo, en los descansos y en aguna que otra clase con profesoras despistadas. Hasta que nos pillaron. Y en verano se lo enseñé a mis amigos de toda la vida. Siempre nos gustó hacernos los mayores, ir de cool por la vida y molar más que nadie, así que no lo escondíamos. Cuando nos pillaron nos echaron la mayor bronca que nos han echado nunca y nos llevaron a hablar con un cura. Yo no entendí ni papa de lo que nos dijo, pero nos acojonó bastante sólo con el tono de voz tan ceremonial (we, era un cura, no sé que esperábamos) y tan serio con el que nos habló. Eso, y alguna cosa más hicieron que me muriese de miedo cuando alguien hablaba de espiritismo, de fantasmas o de cualquier cosa de ese estilo. De hecho, a día de hoy, sigo sin poder ver pelis de esa temática, y me cuesta dormir si hemos estado hablando de esa rama del ocultismo. Hacía bastante que no me acordaba del tema. Desde que me mandaron un mail de esos horribles con una foto trucada en la que aparece una figura distorsionada como si fuera un espíritu y una ouija debajo. El mail en cuestión era la historia de una chica a la que le pasaba no se qué y si no reenviabas el mail te iba a pasar a tí lo mismo. Una gilipollez, sep, pero se lo mandé a toda mi agenda. Soy muy impresionable, supongo. Y anoche me dio por jugar a una de esas maravillosas aventuras gráficas que como no tienen ninguna dificultad ni suponen ningún reto, tienen que tirar de acojonar al personal. La pierdra de Anamara (parte I) A los 10 minutos (si llegué a jugar 10 minutos) lo dejé. Estaba sola en casa y era de noche. Así que hoy por la tarde, aún de día y con mami en el salón le he dado otra oportunidad al jueguecito (orgullo, qué le voy a hacer). Antes de haber terminado de jugar mi madre se ha ido. Creo que no pasaba tanto miedo desde que me quedaba sola en mi casa de Avila, así que he recurrido a lo mismo que recurro allí; Encender todas las luces de mi casa, poner la música (alegre y con muchas pistas) muy alta para no escuchar ningún ruidito que me pueda matar de un infarto, abrigarme para que si hay una rafaguita de viento, o baja un poco la temperatura no enterarme y no poder achacarlo a que hay un fantasma/espíritu/lo que sea en la habitación. Tener en el sitio en que esté todo lo que pueda necesitar para no tener que moverme y pasar por el pasillo, y por supuesto, evitar mirar cualquier cosa que dé reflejo, no sea que vea algo que no debe estar detrás de mí. Y nunca, nunca, nunca mirar mi sombra (la física). Así que en esencia, estoy sola en casa, con todo encendido, Bizarre love triangle de Stabbing Westward altísima y muerta de miedo. Que venga alguien... aunque sea mi hermano... x__(·
We, un poquito (más) de carnaza para quienes defienden que soy una niña pequeña. Hale.

Hoy quiero: Mmmm... venga va, madurar (pero sólo un poco).
La canción del día: Haunted de Evanescence.
De qué color son mis ojos?: Verde claro.
La tira del día: