G minus & The Infinite SadnesS

De redes, enredos y enredadas

Fíjate, esa vez no tuve yo la culpa. Me perdiste tú solita y me perdiste por tus gilipolleces. Cada vez que lo pienso, me doy cuenta de lo imbécil que soy a veces. Unas por cagarla yo y otras por dejar que jugaras conmigo cómo te dio la gana. No sé si fui un experimento para tí. Una especie de "A ver hasta dónde puede llegar", pero el caso es que tejiste una red alrededor de mis tobillos. Una de esas que utilizais por ahí abajo para que ningún pez se escape. Cuando intentaba irme, tú tirabas y yo me caía de bruces. Cada vez que saltabas con una nueva, sentía que se me hacía más pequeño el corazón. Me lo imaginaba como una galleta a la que le ibas pegando mordisquitos. Al final acabaste tú escuchando RevolveR y yo MareA (no recuerdo habertelo agradecido... en fin, gracias, MareA molan). Dejé el océano porque era propiedad tuya, y porque cada vez que me mueven el dial de la radio y me encuentro con él, me recuerda a tí. A las veces que lo escuchabamos hasta el final. A las noches que nos pasamos hablando hasta las 8 de la mañana, y no me gustaría acordarme todos los días 4 horas. Recuerdo una en concreto en la que tu hermano te pilló cuando se iba a trabajar... Vaya bronca te echó. Ahora hay sitios de Madrid que son tuyos. El otro día pasé por el sitio de las patatas (juas?) en el que estuvimos y me acordé de esas noches. Cuando volví a casa mi Señor Potato Suave se había caído. No sé si fue una señal o sólo que me dejé la ventana abierta y hacía viento, pero el caso es que soy imbécil y te felicité por tu cumpleaños. Y te empeñaste en volver un solo día, como siempre, para reforzar los nudos de la red y cerciorarte de que me tienes bien atadita. O eso es lo que tú piensas... Lo raro es que cuando te has ido, me he vuelto a caer y se me ha llenado la boca de sangre...